Estoy contenta con que
actualmente exista una Ley de Protección y Bienestar Animal. Sin embargo, la
diferencia entre tal legislación, con la propuesta sobre el mismo tema
impulsado por el político Issac Mekler, es que ésta es bastante redundante y a
la vez tan débil y contradictoria pues libra de todo tipo de sanción a quienes
realicen o respalden “espectáculos culturales” como corrida de toros, pelea de
gallos, etc. En este tema el propósito es bien simple: Tener a todos los animales libres de maltrato de las
personas.
Está bien, ya tenemos la ley y no
hay marcha atrás. ¿Cuál es la tarea de las autoridades regionales con este
punto? La primera, buscar alianzas con aquellas organizaciones que velan por el
rescate de animales y promueven una adopción responsable de éstos. Encargarse
de sancionar a aquellas personas que ocupan la avenida Balta, listas para
ofrecer animalitos que diariamente están expuestos al estrés de la calle y el
sol de la ciudad, sin agua o alimento, lejos de su madre. También tendrán que
adecuar un ambiente para refugio de estos animales recuperados. Conformar un
comité donde participe el Colegio Veterinario y personas de la sociedad civil
con un compromiso por el tema. Sería ideal contar con un equipo estudiantes de
esta especialidad que atiendan como corresponda a aquellos animales rescatados
(gatos, perros, loros, reptiles, roedores), y que además supervisen las
condiciones de los negocios que venden animales como Mercado Modelo,
veterinarias, donde suelen doparlos en mayoría. Desde mi punto de vista debería
prohibirse la venta de estos en cualquier espacio.
Como otra medida inmediata se
debe considerar una alianza con los alcaldes distritales a fin de que adapten
un espacio como refugio y conformen un “escuadrón” de rescate para aquellos
animales abandonados, o que por irresponsabilidad y descuido de sus dueños
sufren ladrando hasta el cansancio en los techos, y si apelamos a una mejor
sensibilidad, velar por esos animales
que a punta de latigazos y hambre se les obliga
a dar un espectáculo de diversión en los circos. Estoy segura que el
rostro de la ciudad sería distinto si se les brinda el respeto y un nuevo hogar
que los acoja.
Sin embargo, existe un tema muy
particular que me preocupa. En aquellas zonas alejadas, donde es necesario
tener varias mascotas para que vigilen un terreno o los animales de granja, no
se les da el trato que corresponde porque su cultura les ha inculcado
indiferencia por los animales. Sé de lugares en el país donde hacer pelear
perros hasta la muerte es tan natural como ver a dos hermanitos jalándose de
los cabellos, y donde si un perro que duerme junto a otros en la calle es débil
y agresivo se le quita la vida a machetazos o colgándolo, o simplemente se les
mata como resultado de una práctica de brujería típica de los pueblos. ¿Cómo
supervisar esos lugares y demostrarles de la manera más correcta que ese trato
hacia los animales no es para nada saludable? ¿Cómo los sancionamos?
En este tipo de temas de cuidado animal, estamos
como en otros puntos, en pañales y hace falta que los ciudadanos u
organizaciones que conocen del tema, no esperen un llamado de las autoridades,
sino que se acerquen con propuestas viables y efectivas, pues el beneficio no
será para nosotros sino para nuestros hermanos menores.